Desarrollo urbanístico en Guardamar
PASEO MARITIMO
Convertir la Avenida de Europa en un paseo marítimo fue una aspiración de las distintas corporaciones municipales desde 1969. Tras muchas visicitudes y después de padecer la lentitud propia de las administraciones públicas, en 1981 se ejecutó el primer paseo marítimo que tuvo Guardamar con un presupuesto de 15.500.000 pesetas, sufragado íntegramente por la Diputación Provincial. El propósito era que ese paseo continuara hacía el sur, teniendo en cuenta que el proyecto de la urbanización Dunas de Guardamar, redactado en 1962, preveía la construcción de un paseo marítimo desde Benamor hasta la calle Paraguay. Sin embargo, Alonso Benito, el concesionario inicial de esta urbanización, no ejecutó estas obras (ni otras muchas la verdad, aunque eso lo abordaremos otro día). En abril de 1999, la Dirección General de Costas, aprobó el proyecto de reforma del paseo marítimo que conocemos hoy, como una primera fase, es decir, con la intención de ampliarlo hacia el norte y hacia el sur. Estas obras se ejecutaron en el año 2000 siendo su coste asumido íntegramente por el Ministerio de Medio Ambiente. Mirando al futuro, parece que las ampliaciones del paseo marítimo, que son necesarias, deberán ser compatibles con la conservación del medio dunar, desterrando el hormigón y el cemento.
PLAZA PORTICADA
Entre 1984 y 1985, se redactó el plan de urbanismo del Ayuntamiento de Guardamar que se aprobó definitivamente en diciembre de 1985. Uno de los muchos propósitos de ese planeamiento era llenar el hueco que existía entre el casco urbano tradicional y la playa. Como se aprecia en la fotografía aérea de 1985 existían dos zonas urbanas diferenciadas separadas por una franja de dunas y algún cultivo. Para unir estos “barrios” separados, se planificó un nuevo centro urbano en la población, rellenando ese hueco con un espacio singular que se convertiría en el centro comercial, social y urbano de la localidad. Estaba previsto construir un mercado y el centro cívico se articularía a través de la plaza.
Para el diseño de esa plaza se ideó un concurso de proyectos cuyo resultado es la actual configuración.
En 1988 se puso la primera piedra, al año siguiente se concluyó el primer edificio y, veinte años más tarde, se concluyó el cierre del perímetro.
Esa es la historia material de la plaza. Pero hoy tenemos que juzgar si se cumplieron las expectativas que se crearon cuando fue diseñada esa zona del pueblo.
Así, treinta años después, podemos ver que ese nuevo centro geográfico del casco urbano que se diseñó, es un lugar con una enorme densidad de edificaciones, con más del 95% de las viviendas vacías durante gran parte del año (esas viviendas fueron compradas por residentes vacacionales por lo tanto están vacías a excepción de algunas semanas durante el verano), con la inmensa mayoría de los locales cerrados… Un lugar que no es atractivo ni para vivir ni para implantar negocios. Ante las quejas de dejadez por parte de los vecinos, el Ayuntamiento ha mostrado indiferencia, y falta de ideas para dinamizar ese “nuevo centro”, optando por eliminar de facto el mercado previsto, crear un parking desierto y la escuela de música.
Esto nos recuerda que la función del urbanismo no se agota con la transformación del territorio en una zona urbana, hay que dotarla de vida.
HOTEL LAS DUNAS
En julio de 1960 se inauguraba el Hotel Las Dunas. A este acto asistió el Alcalde e incluso el Obispo de la Diócesis. En la prensa de la época se elogia la figura del emprendedor que hizo posible el primer hotel de Guardamar y uno de los primeros de la comarca.
Manuel García era el propietario del hotel Moñino (el actual Valentí) y había sido deslumbrado por los primeros hoteles que se estaban construyendo en Benidorm. De modo que quiso trasladar ese modelo. El pueblo pasó de tener pensiones y fondas, a un moderno hotel. Aquello sí que era el signo de que los tiempos estaban cambiando.
El inicio del turismo de masas empezaba gracias a las medidas de liberalización de la economía aparecidas en 1959 y a otros factores. En la zona de Alicante además, a finales de los cincuenta del siglo XX, la economía se benefició también de la repatriación de capitales procedentes de Argelia (eran los pieds noirs de origen español) y de la mayor facilidad al crédito.
Ese cambio de mentalidad se percibe cuando sus habitantes descubren que ganan más alquilando una casa en verano que con la cosecha de un año. Pero a Manolo García no le fue bien con su hotel. Poco tiempo después de su inauguración, tuvo que venderlo agobiado por las deudas. El hotel era un gigante con pies de barro, pues era un establecimiento que abría solamente 3 meses al año y había sido construido con créditos.
Era un hotel de primera categoría en un pueblo sin agua ni alcantarillado. En mayo de 2016, el hotel, símbolo del inicio del turismo masivo de sol y playa como lo conocemos ahora, fue demolido para construir un edificio de viviendas. Cincuenta y seis años vieron el perfil de este hotel al final de la calle Ingeniero Mira y cada uno de nosotros, al ver el nuevo edificio, no podremos evitar el acordarnos de aquel hotel.
Pero por encima de todo, en esos primeros años de los sesenta se produce en Guardamar un cambio de mentalidad en la gente, pues la economía de la población pasa de basarse mayoritariamente en la agricultura y la pesca, a orientarse a los servicios relacionados con el turismo.